El reciclaje puede prevenir el desperdicio de materiales potencialmente útiles y reducir el consumo de materias primas frescas, reduciendo así: el uso de energía, la contaminación del aire (incineración) y la contaminación del agua (vertederos). Es tanto un proceso de conversión de materiales de desecho en nuevos materiales y objetos como una alternativa al tratamiento de residuos “tradicional”, ahorrando materiales y ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

De hecho, se pueden tomar diferentes estrategias de reciclaje para impulsar: el medio ambiente, la economía, el desarrollo renovable y detener la contaminación que ingresa a los océanos simultáneamente.

¿Qué se puede reciclar?

Los materiales que se pueden reciclar incluyen diferentes tipos de vidrio, papel, cartón, metales, plásticos, llantas, textiles, baterías y productos electrónicos. La reutilización de compost u otros desechos biodegradables, como alimentos o desechos de jardín, también es una forma de reciclaje. Los materiales a reciclar se envían a centros de reciclaje domésticos o se extraen de los contenedores de basura al borde de la carretera, se clasifican, limpian y procesan en nuevos materiales para nuevos productos.

En el mundo, se crean suficientes alimentos para alimentar a todos, es decir, alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician o no se utilizan (un tercio de todos los alimentos producidos), lo que le cuesta a la economía mundial hasta 940.000 millones de dólares al año. Aquí hay algunos datos impactantes sobre el desperdicio de alimentos:

  • Más de 1/3 de todos los alimentos del mundo se desperdician.
  • Los excedentes mundiales de alimentos valen 1 billón de dólares en todo el mundo y son 1,3 billones de toneladas.
  • Casi mil millones de personas hambrientas en todo el mundo podrían alimentarse con menos de una quinta parte de los alimentos que se desperdician en los Estados Unidos, el Reino Unido y Europa.
  • En una región más grande que China, se cultivan alimentos que nunca se consumen.
  • El 25% del suministro mundial de agua dulce se utiliza para producir cultivos que nunca se consumen.
  • Más de la mitad del desperdicio de alimentos ocurre en el hogar en la mayoría de los países en desarrollo.