La calidad del agua depende de la presencia y cantidad de contaminantes, de factores físico-químicos como el pH y la conductividad, de la cantidad de sales presentes y de la presencia de nutrientes. Los seres humanos influyen en gran medida en todos estos factores porque descargan desechos en el agua y agregan varias sustancias y contaminantes al agua que no existen naturalmente.

El agua es esencial para sustentar la vida, y un suministro satisfactorio (adecuado, seguro y accesible) debe estar disponible para todos. Mejorar el acceso al agua potable puede generar beneficios tangibles para la salud. Debe hacerse todo lo posible para lograr una calidad del agua potable lo más segura posible.

El agua limpia  se define generalmente como agua libre de contaminación microbiana, química y física. Esto incluye contaminantes con riesgos para la salud (por ejemplo, bacterias patógenas, metales tóxicos) y contaminantes que no tienen un riesgo para la salud pero pueden hacer que el agua potable sea desagradable (por ejemplo, mal sabor debido al alto contenido de hierro).

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Cómo comprobar la calidad del agua

Para determinar la calidad del agua, el organismo de certificación toma muestras; una pequeña cantidad de agua en el medio que se puede evaluar en el laboratorio. El laboratorio analiza los diversos factores en estas muestras para ver si cumplen con los estándares de calidad del agua, es decir, la cantidad de bacterias coliformes; estos son indicadores de la calidad del agua potable. O la concentración de determinados contaminantes y otras sustancias, como los agentes de eutrofización.